27.1.09

España católica

Alternativa Española protesta ante el Ayuntamiento de Madrid contra la proganda atea en autobuses. 23 de enero de 2009.

La FIdA en Ràdio Klara. Emisión nº 10 (23/01/09)

Campañas ateas, desprecio al laicismo por parte de algunos políticos y representantes de la ciudadanía, ofensivas clericales... La situación actual requiere de una clara postura a favor de las libertades individuales. Manolo Gallego y Paco Miñarro hablan de todo ello, del papel nefasto de la religión, de la arrogancia de los obispos, de la atención que últimamente se concede al movimiento ateo y laicista en los medios de comunicación, de la red social atea recientemente creada en internet y de la pronta convocatoria de los "Premios Torquemada" que organiza la Federación Internacional de Ateos.

21.1.09

España sin Dios

Azuzado por la agresividad de la Iglesia y por el deseo de reivindicar los derechos de la ciudadanía, el movimiento ateo comienza a cobrar fuerza en nuestro país.

DAVID MARTÍN 20/01/09

Ser ateo ha sido tradicionalmente motivo de odios religiosos y, cuando finalmente ha dejado de ser una actitud perseguida, los ateos han permanecido por lo general sumergidos en el anonimato y completamente aislados unos de otros. Al fin y al cabo no son una religión, carecen de Dios y de motivos para celebrar una liturgia del tipo que sea. Sin embargo algo empezó a cambiar hace algunos años en el mundo, sobre todo en Estados Unidos y Reino Unido, donde emergieron figuras como Richard Dawkins para reivindicar su postura y explicársela al mundo. Hace todavía menos tiempo aún saltó a los medios de comunicación la información de que unos autobuses que reivindicaban la no existencia de Dios circularían por nuestras calles, lo cual ha provocado reacciones encontradas. Y en nuestro país, como siempre, la voz de la jerarquía católica y de sus satélites ciudadanos ha sonado como de costumbre ante semejante herejía.

Pero en nuestro país también hay ateos y grupos laicos que, en contraste con los jerarcas católicos y su gente, o bien gritan poco y luchan por sus objetivos sin meterse con nadie, o bien se defienden de aquellos que los atacan. Grupos que en los últimos años, y principalmente como respuesta a una Iglesia que intervenía en la política española, reaccionaron y crecieron presentando batalla. “Claramente ha aumentado la presión religiosa”, afirma Francisco Miñarro, coordinador de la Federación Internacional de Ateos (FIDA). Para Miñarro el “fundamentalismo” está invadiendo la vida de España, lo que justifica el que ateos y laicos, generalmente poco agrupados, estén fortaleciendo su movimiento gradualmente.

El caso de la FIDA es un ejemplo. Hace dos años en España no existía esta agrupación atea como tal. Los ciudadanos que negaban la existencia de Dios se limitaban a relacionarse a través de la Red. Ahora interactúan más a menudo y han puesto en común su objetivo fundamental: conseguir una separación real entre Iglesia y Estado. Objetivo cuya consecución también busca Europa Laica, agrupación que apuesta por el laicismo en el estado y en la que sus miembros no son necesariamente ateos. Fuentes de la Junta Directiva de Europa Laica insisten en que la “separación total” entre Iglesia y Estado es fundamental en una democracia y, además, apoya lo establecido en la Constitución. Para conseguir este objetivo Europa Laica organiza actos como el que tendrá lugar en Rivas Vaciamadrid el próximo sábado 24 de enero.

Pero lo cierto es que cuando se alzan voces en contra de la intervención de cualquier religión en el devenir estatal, o cuando surgen políticas sociales destinadas a fomentar la igualdad y los derechos de todos, la Iglesia y sus satélites reaparecen y aseguran sentirse amenazados. Y con esa excusa hacen política, como ocurrió en la ya famosa manifestación por la familia cristiana de diciembre de 2007. El problema es que la jerarquía católica y sus satélites aprovechan la situación para lanzar peculiares campañas, algunas de las cuales pueden resultar agresivas para determinados colectivos. El último ejemplo de una de estas campañas lo encontramos en la ultraconservadora Hazte Oír que, coincidiendo con la aparición de los autobuses ateos, ha grabado uno de sus característicos vídeos anunciando que Dios sí existe y que “laicismo es totalitarismo” o que el ateísmo es una imposición.

Pero frente a estos ataques los ateos lo tienen claro. Un ejemplo de ello es Francisco Miñarro, quien sostiene que “no le preocupan” en absoluto las agresiones de este tipo. Al fin y al cabo lo importante es que, como marca la Constitución, la Ley se cumpla y la Iglesia deje de formar parte de las vidas de aquellos que no quieren mantener relación alguna con el clero.

Fuente: La Sexta Noticias, 20.01.09.

19.1.09

La FIdA en Ràdio Klara. Emisión nº 9 (16/01/09)

Continuamos esta semana abordando la polémica campaña de los buses "ateos". Parece que a algunos les ha molestado la postura crítica de la FIdA, pretendiendo ver en ella un ánimo de insolidaridad con las asociaciones promotoras. Desmentimos este punto, haciendo ver que la existencia de discrepancias en torno al lema elegido no implica ninguna "guerra" entre los colectivos ateos. Criticamos, por supuesto, las opiniones de periodistas y políticos tendentes a censurar la campaña. Hablamos también del Concordato, ese acuerdo bilateral con El Vaticano que impide el pleno desarrollo de un sistema democrático y laico en nuestra sociedad. Y advertimos, como es usual, del peligro que supone la religión para la salud mental de la ciudadanía.

18.1.09

Los ateos sí existen

J. Andreu, en El País . La UAL defiende que el formato del bus -inspirado en una iniciativa de su homóloga, la British Humanist Association- con su conciliador "probablemente" era el adecuado para favorecer el diálogo. "No tenemos verdades absolutas, nos gusta discutir", explica Joan Carles Marset, vicepresidente de la UAL. Les dan la razón algunos círculos cristianos. Como Fernando Ábalos, director de la revista evangélica RS21, que considera que "entre tanto fútbol, un debate fundamental no puede hacer daño". En la Federación Internacional de Ateos (FIDA) tienen menos ganas de filosofar. "Somos más guerrilleros", explica Paco Miñarro, su coordinador. Nacieron en 2006 a partir de la plataforma valenciana contra la visita del Papa. En 2007, el concilio ateo que convocaron en Toledo generó gran polémica. "Usamos el descaro y la ironía", explica Miñarro, "pero detrás hay una reflexión de peso". A diferencia de la UAL, la FIDA es abiertamente anticlerical y considera la religión nociva.

17.1.09

Los buses ateos y el disfrute de la vida

El hecho de creer en Dios no impide el disfrute de una vida plena. Simplemente la aborrega, la condiciona en base a ritos mitológicos y supersticiosos, y la llena de un temor virtuoso y redentor que solamente procura la salvación del alma y la sumisión al poder de la Iglesia. Lo que debe quedar claro es que todo ésto es de vital importancia para la salvaguarda de la fe y el espíritu, algo que nunca entenderán los malditos ateos. Aquí podemos ver un vídeo simplemente indignante acerca del tema. Visto en Soy Dios y tengo un blog.

Autobuses teopublicitarios

Teatro crítico, un programa de televisión desde Oviedo. Debate nº 55, del miércoles 14 de enero de 2009, con David Alvargonzález Rodríguez y Tomás García López, presentado por Sharon Calderón Gordo. Tomás García, discípulo fiel de don Gustavo Bueno, "ateo esencial ratzingueriano", dedica parte de su intervención a criticar el "desvío" del "canon racionalista" que para él supone el comunicado de FIdA titulado "A-teología urbana", al que califica de panfleto anticlerical.

12.1.09

Y, probablemente, existe…

Más de un imbécil, aprendiz de periodista, ha aprovechado estos días la coyuntura de la “guerra de los autobuses” para lucir pluma y expresar en público sus desvergüenzas teológicas. Especialmente conmueve uno, de verbo poco lúcido, a quien aburren soberanamente nuestras cuitas. Lo lamentamos hasta el infinito. No es el tedio nuestro objetivo, aunque sirva en ocasiones para deconstruir la gramática cultural del clero y de su rebaño. Más bien, si acaso, percibimos en el poco seso de algunos detractores la razón de su impertinencia. Y, por ello, y para que no nos achaquen buena voluntad y se reconozca además nuestro estigma de condenados, insistimos en otra declaración no solicitada al respecto de la campaña rodante.

No la denostamos. Pensamos que, mal o bien, el debate sobre los (in)existentes ateos y ateas que pululan en el subterráneo de este mundo feliz ha pasado de la provocación subversiva a la exhibición circense. Pero, entre la indudablemente tímida aserción de la probabilidad de un vacío cósmico, carpe diem incluido, y la ingenua afirmación del cristo vivo, con su disfrute silvestre añadido, pensamos que cabe la rotundidad de un extremo nefando, desnudo, situado tan lejos de ambos goces como de sus resabios de propaganda urbana. Y es que, sin duda (anatema que recibimos gustosos, venga de donde venga) el viejo truco conocido como “dios” (Dios) existe desde hace mucho, lo niegue quien lo niegue. Y esto, dicho desde una federación de ateos malsonante y provocativa, puede sonar incluso feo e incoherente. Aceptamos la crítica imbécil, no nos queda otra. Pero dicho está. Dios existe. La campaña que lo probabiliza se ha ganado un galardón mediático, pero apenas ha superado a Dostoyevski en simplicidad teórica. Y es que, en el fondo, negar la nocividad intrínseca de los dioses equivale a defender la racionalidad de la trinidad católica. Absurdo donde los haya, -Tertuliano dixit, y el profesor Bueno también, por ansia imitativa-, pero de consecuencias innegables.

Dios –desmunicipalizado- ocupó las cabezas de la Cretinidad. Superó obstáculos evolutivos. Se instauró como dogma evidente, frente al cual, durante siglos, ninguna alteridad fue pensada (o dicha en voz alta). Acaparó recursos, capacidades, loas, designios y vocaciones. Se transformó de época en época. Los cerebros lo germinaron, variaron, adaptaron, sugirieron, impusieron y alabaron. Para los griegos y los romanos fue un sedente, molesto para los enemigos y útil para sus adoradores. Cada familia poseía sus dioses particulares, espíritus divinizados, y cada ciudad su patrono, el poliade, el que residía en el templo, y a menudo en una piedra o un trozo de madera. Se castigaban las faltas a su ley, y se agradecían sus numerosos servicios. Luego, los judíos y los primeros cristianos lo sintieron antropomorfo, e hicieron de él un Hombre-Dios, semejante a ellos en cuerpo y espíritu. Y, por fin, llegó el moderno capitalista –desligado de la propiedad burguesa, unida al objeto y a la tierra- y lo concibió sin brazos ni pies ni cabeza, y presente en todas partes (o sea, omnipresente).

Del henoteísmo –fidelidad al dios verdadero frente a los falsos dioses- se trepó al monoteísmo –suscripción a la unicidad del dios propio convertido en el celoso universal. Mientras los falsos dioses seguían siendo capaces de obrar falsos milagros, el devoto lo era, fundamentalmente, de la multiplicidad, a pesar de las personales preferencias de cada cual. Pero la apologética post-agustiniana evitó la visión de las nalgas divinas, y lo desubicó, instaurando al resultante amorfo en todo punto, como repitió Descartes en precipitada confesión. Aparecieron el interés, la acción y el dividendo. Dios siguió la pauta del mercado, se dislocó, se revistió de la forma impersonal que adopta la propiedad de las sociedades: hábitos y costumbres dibujaron un nuevo modo de posesión, diametralmente opuesto al hasta entonces vigente. La mentalidad del mercado rediseñó al ente-dios, cuyos caracteres diferenciales se desvanecieron en nebulosa réplica, válida tanto para el ecumenismo herético como para la propaganda fide. Una inteligencia suprema, una bondad infinita, una custodiada verdad, al alcance de las más infantiles necesidades humanas, ocupó entonces el espacio entero y se presentó como eterna. Un concepto metafísico tan impreciso –tanto- que provee el beneficio sin más trabajo que la beatífica satisfacción de creer en él. Por supuesto, deleite guiado por la corporación de los obispos, curas, ecónomos y jesuitas disciplinados, frente a cuyos mandatos la desobediencia no es sino amenaza y riesgo para el orden público.

¿Cómo negar que “Dios” existe, permanece, se traviste, domeña, diseña y crea con las luces de la inopia, las enseñanzas de las iglesias, los edictos, las fatwas, los códigos y la santa palabra escrita, repetida, inoculada una y mil veces? Claro que existe. Es la condición primera del orden, es el escrúpulo religioso, el deber frente al deseo, la fidelidad al precio pagado. Es la más perfecta creación de los amos. La humildad y la sumisión, o la potencia del miserable. Todo estaría permitido si su inexistencia. Incluso la emancipación, peligro mayúsculo e intolerable para el ordenamiento de la ciudad. O quizá no. Probablemente habría que voltear el sentido del pesimista ruso, y afirmar, por el contrario, que, ya que “Dios” existe (como dogma, creencia, objeto, imagen, proyección y deseo), todo está permitido. Y ello, por supuesto, conviene que se perpetúe. Al menos, para gracia de unos cuantos, no precisamente imbéciles.

La FIdA en Ràdio Klara. Emisión nº 8 (09/01/09)


Retomamos nuestro espacio semanal en Ràdio Klara, abordando esta vez la "guerra de los autobuses" entre la campaña de la UAL (Unión de Ateos y Librepensadores) y otras asociaciones ateas, con su "probably" imitando a la campaña inglesa, frente a los buses evangélicos que proclaman la existencia de "Dios" por las calles de algunas ciudades españolas. Hablamos también de la ofensiva israelí sobre Gaza y de la estrategia fundamentalista de Hamas, sin olvidar la crítica al clero, a su "defensa" de la familia, al Concordato o a la exhibición de fuerza de la misa de Colón el pasado 28 de diciembre. Como siempre, apelamos a la necesidad de un Estado laico, en el que las iglesias no gocen de privilegios ni interfieran en el espacio público.

8.1.09

A-teología urbana

Paco Miñarro,
Coordinador de la Federación Internacional de Ateos (FIdA)


A pesar de que quien esto escribe no cree ni de lejos en la posibilidad de la existencia de objetos y/o sujetos metafísicos, uno no puede dejar de lamentar el rumbo que la campaña ateísta iniciada en Londres por la British Humanist Association ha adoptado al ser mimetizada en Barcelona por diversos grupos de incrédulos y “librepensadores”. Es más: uno no sabe si echar de menos un mínimo de radicalidad y consistencia en el mensaje, o, por el contrario, la sana diversión que supondría un intercambio de ladrillos lógicos y ontológicos entre el neotomismo reformado y el ateísmo filosófico. Pero no, los autobuses de la ciudad condal se han limitado a un “probablemente” bastante gaseoso en su corrección política, poco distinto del “sí existe” no menos gaseoso ni correcto que los evangelistas de Paco Rubiales proclaman en los interurbanos de la zona sur. ¿Que Dios existe? Indudablemente. Existe como creación antropológica, como proyección de nuestra corporeidad. Discutir sobre su existencia o inexistencia es la vía más rápida hacia el silencio argumental. Sistach, el obispo rebelde, ha podido así emitir su réplica incontestable: “también los creyentes disfrutan de la vida”. Entonces… ¿A qué pretender que el goce de la finitud es superior a goces más etéreos? Hay hedonismos sublimes, que para nada envidian la sutileza carnal del libertinismo. La explicación se encuentra en los preámbulos de la campaña inglesa, desconocidos para la mayoría de nuestros paisanos.

Fue la columnista del Guardian, Ariane Sherine, quien promovió la réplica a una campaña religiosa que por el mes de junio circuló por la city, también en autobuses. Ésta se limitaba a una cita bíblica (Lucas, 18:8): “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”. Y se incluía una dirección web, en la que podía leerse un terrible versículo de Mateo: “Pasaréis la eternidad en los tormentos del infierno”. Diseñó entonces un puramente agnóstico probably, al objeto de marcar diferencias con la rotundidad del piadoso slogan y de no contrariar determinadas reglas de la legislación británica sobre publicidad, y abrió un website y un grupo de Facebook, y utilizó como herramienta un comment is free en el Guardian, y empezaron a llegar las esterlinas de la solidaridad -Amén. El etólogo Richard Dawkins, de la Universidad de Oxford, apoyó la idea y la transformó en oro, como casi todo lo que toca este intrépido divulgador de la biología, y los media resonaron con el atrevimiento, y lo bautizaron como la Atheist Bus Campaign. Ochocientos autobuses dudan ahora británicamente del ídolo mayoritario.

Los ateus catalanes, tan poco avezados en técnicas de propaganda, se ilusionaron con el montaje, y maquinando paralelo éxito se apuntaron tanto al probably como a las esterlinas de aquí. El debate estaba servido: deja de preocuparte y disfruta de la vida, noi. Pero los dos buses agnósticos, que no rodarán hasta el día 12, adolecen del crimen de la pauperación creativa. Ni dicen lo que debían decir, ni dejan de decir lo que no debían. Porque ni existía el antecedente publicitario que provocó el gesto de la Sherine, ni aquí tenemos un CAP Code tan insoportablemente anglosajón. No extraña la reacción –siempre ridícula- de nuestra caverna católica. El líder popular en la ciudad, Alberto Fernández Díaz, acusó al Gobierno municipal liderado por el socialista Jordi Hereu de promover la campaña, e insinuó que se está financiando con fondos públicos. Daniel Arasa, presidente de uno de esos colectivos ultracatólicos que tanto braman últimamente, ha asegurado que la campaña está “inspirada por el odio”. Javier-María Pérez, de la secta jurídica Tomás Moro, tan aficionada a bregar por el 525 del Código Penal, ha culpado a Rodríguez Zapatero de “propiciar” el ambiente para este tipo de desacatos, y ha advertido que la iniciativa es “un ataque contra lo sagrado”. Pablo Molinero, del “Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia”, calificó de “agresiva” la campaña y afirmó que “no tiene sentido hacer proselitismo de la negación” con un “mensaje destructivo”, ya que “el mensaje de los católicos es positivo” (¿?). Desde el “Observatorio de Antidifamación Religiosa”, Antonio Alonso Marcos señaló que “estas campañas demuestran que hay gente interesada en mostrar un rostro falso de Dios”. Y, por último –last, but not least-, el vociferante Eulogio López, director de la patética “Hispanidad” on line, “descubre” tras el montaje la mano negra del “agitador evolucionista” Dawkins, un “supuesto científico” cuyos libros “se dedican a arremeter contra el creacionismo defendiendo el evolucionismo”. Para tal iluminado estilita, la ciencia ha demostrado que “no es posible la evolución del mono al hombre”, saliendo de esos “lodos” evolucionistas estos “polvos” supuestamente ateos.

Probably, Mr. Eulogio haya acertado en lo de los polvos, tan necesarios para el disfrute de ateos y no ateos. Sin embargo, seguimos lamentando la pobreza intelectual de la copia. Hubiera sido más efectivo, y más certero, dejarse de ateologías urbanas, y anunciar, ya no la sugerida inexistencia del ente supremo, o el misterio irresoluble de la naturaleza del Espíritu Santo, que a nadie o a casi nadie importa, sino la declarada y evidente sangría que supone el mantenimiento del clero para el tesoro público. O la interminable lista de adquisiciones terrenales que en nombre de cristos, vírgenes y beatos viene supurando este país desde la firma del Concordato. O la presencia dominante de simbología católica en edificios públicos y organismos oficiales. O la manipulación que de la cultura y la razón siguen haciendo los Roucos y Cañizares –el pan nuestro de cada día-, tan apegados a la intemporalidad como al disfrute de la vida sin preocupaciones. Dios nos importa en realidad un comino. Pero si un solo autobús anunciara por las calles que “a los curas les paga el Estado, y el Estado te lo quita de tu sueldo”, probablemente el debate originado sería más incisivo, más directo y menos nebuloso. Repetir lo de los ingleses, aquí, no es más que una probable y suprema gilipollez.

ANEXO

El Sr. José Manuel Barreal publica hoy, 15 de enero, en La Nueva España, un artículo titulado "Ateos sobre ruedas". El párrafo con el que lo termina dice así:

"Por eso, a mi juicio, resultaría más efectivo y serio denunciar en autobuses (yo contribuiría) , entre otras cosas: la presencia agobiante de simbología católica en edificios públicos y organismos oficiales; la manipulación que de la cultura y la razón se hacen desde estancias eclesiásticas y que pagamos todos, seamos creyentes o no; las subvenciones, que con dinero de agnósticos y ateos, también de creyentes, se hacen a la enseñanza privada y religiosa, etcétera. «Probablemente» , el debate originado sería más incisivo, más directo y menos nebuloso. El de los autobuses se me antoja una «probable», banal y suprema majadería".

Bien podía este espabilado citar sus fuentes, especialmente cuando se dedica a fusilar textos que no son de su autoría. Sin embargo, este pequeño plagio nos confirma en nuestra capacidad para generar opinión. Y por ello aceptaremos con gusto sus disculpas, si es que se le ocurre pasarse por aquí. Fea conducta, amigo Barreal. Pero no nos chivaremos hoy al director de LNE...