21.2.06
La "fe" de un ateo
En su acepción normal, religiosa, la fe es un consentimiento no evidente. De donde se sigue que la religión exige que se crea en cosas no evidentes, o en proposiciones a menudo contrarias a la razón. La fe en una revelación, dijo Feuerbach, envenena en el hombre el sentido de la verdad. Le arrebata la libertad y la capacidad de valorar debidamente su propia realidad. A lo que puede añadirse que la fe suprime los vínculos naturales entre los seres humanos, que es excluyente, intolerante y embrutecedora. Allá donde una sublimación se transforma en atributo de un dios, se está desligando a la naturaleza y al mundo de su morfología, se los agota o se los desnuda para trasladar su significado a un ser quimérico, omnicomprensivo, a una voluntad situada hipotéticamente por encima de lo único real. Se diviniza a la realidad, despojándola así de sentido propio.
Ahora bien, ¿los ateos nos movemos impulsados por una fe similar? ¿somos los ateos creyentes en nuestra no-creencia? No sería falso del todo afirmar esto de más de uno, pero tal postura depende más del análisis psicológico que de la veracidad de una situación. Dado que no existen pruebas definitivas de la existencia de dioses o de "espíritus", dado que estas hipótesis nada aportan a la explicación racional de las cosas, ni a la rectitud ética de las personas, y dado también que el estudio de la fenomenología religiosa puede ser satisfactoriamente abordado y esclarecido mediante explicaciones causales, sociológicas, psicológicas, etc., no se entiende por qué habría de tenerse en cuenta la hipótesis religiosa más allá del sano respeto que la fe produce en tanto que respuesta infantil del ser humano ante el vacío provocado por la muerte, el miedo o la ignorancia.
Sin embargo, ateniéndonos a la obvia imposibilidad de rebatir racionalmente una irracionalidad semejante, y por una cuestión de honradez intelectual, habría que admitir en el ateísmo un componente de convicción -más que de "fe"-, un sentido o sentimiento de la verdad, es decir, de que los seres y los objetos son lo que son, en sí mismos, y no el reflejo condicionado de una super-identidad transcendente e invisible, infinitamente buena y creadora.
Quedaría la opción, respetable también, del que cobijándose en la duda prefiriera anteponer el silencio a la negación. Es la posición del agnóstico. Pero éste admite, implícitamente, que el sentimiento religioso es inocuo, inofensivo, o que incluso, en términos maquiavélicos, promueve una estabilidad social benéfica para la convivencia y la conducción de los pueblos. O que puede desligarse una creencia metafísica de sus aplicaciones concretas, cayendo así en el platonismo más descarado.
Sin embargo, se abandona de este modo la crítica, que no es sino la concreción del deseo de ajustarse a la realidad y de desenmascarar las fábulas y las mentiras que paralizan las transformaciones sociales. Si hemos comprendido que la religión es una forma de parasitismo, que sus sostenedores se aprovechan de esa psicosis colectiva reconfortante para vivir y reproducirse, no será vana la decisión de enfrentarse a ella y de demostrar su intrínseca debilidad conceptual y su nocividad para el bien de los individuos.
¿Es una forma de sectarismo la libre asociación para el logro de objetivos comunes no egoístas? Entonces, cualquier contrato implica sectarismo, cualquier compromiso, cualquier acuerdo.
Defender con ahínco aquello en lo que se cree, ¿es también una forma de fe? Se trata de una duda coherente, pero esgrimida siempre por los defensores de la religión, y que en un audaz juego semántico parece surgir de un espíritu de tolerancia, de libertad y de respeto. Al ateo se le considera como un religioso "al revés", y es seguro que no faltan fanáticos que se declaran ateos pero que, en el fondo, están dominados por ideologías y sentimientos irracionales. A la libre convicción de negarse a concebir potencias ideales para explicar los fenómenos del universo no se le puede confundir con la fe del creyente. Pero hay creyentes en ambos lados.
El deseo de destruir las quimeras perniciosas al género humano no puede equipararse a la fe ciega en el absurdo. Remitirse a la naturaleza, a la experiencia y a la razón, es contrario a la aceptación sumisa de argumentos teológicos. Y la defensa de las convicciones propias, aunque adopte la apariencia de una forma de fe, no es más que una exigencia ética.
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Te invito a visitar mi blog
ResponderEliminarhttp://elagnostico.blogspot.com
Saludos
Con la cantidad de tonterias que tendemos a poner en los blogs, se agradece ciertamente encontrarse análisis tan interesantes y coherentes como el tuyo. Yo también tengo mi blog (por supuesto, tambíén estás invitado), y aunque con mucha más pereza que tu, intento explicar el concepto de la religión en el que, por supuesto, la fe va incluida. Me falta más base, tanto teórica como documental, es sólo el inicio de un ensayo, pero pretendo decir que la fe, la creencia en dioses, en fantasmas, en ratoncitos perez... es una adaptación evolutiva propia de los animales que "han optado" por la vida en sociedad (al blog lo titulo: los lobos creen en dios, los linces no).
ResponderEliminarPero lo que yo quería era comentarte otro concepto, casi anecdótico, sobre la fe, y es su interpretación por la llamada iglesia católica: Yo creo que es uno de los ejemplos más palpables del anticientifismo y del absurdo de esa creencia (sin pretender quitarle mérito a la quema en la hoguera de científicos :-) que, cuando se hizo con el poder, se vió en la obligación/necesidad, de apoderarse también del razonamiento, y de intentar justificar científicamente todas las fantasías implicitas en una creencia... y no han dejado de desbarrar desde entonces. En mis tiempos nos adoctrinaban haciéndonos memorizar un manual de consignas que llamaban "catecismo" en el que, en primer lugar, nos decían, que "creemos en dios porque tenemos fe", y posteriormente, nos explicaban que la fe, como virtud cardinal "es un regalo de dios"...
ergo si no crees en dios, es porque este no te ha "regalado" su don, con lo que implicitamente... estas concediéndole el privilegio de la creencia.
Por cierto, si te interesa la dirección de mi blog:
http://xicalo.blogspot.com
Hola de nuevo: se me olvidó responder: en mi opinión, los ateos NO TENEMOS FE, ni de coña se puede llamar así al conjunto de nuestras opiniones, salvo que te vayas por debajo de la cuarta acepción de "fe" de diccionario de la rae.
ResponderEliminarAprovecho para corregir mi lapsus: las virtudes que "nos regala dios" creo que se llamaban "teologales". Las otras, las cardinales, no recuerdo quien nos la regalaba :-)
Para los ateos no es fe lo que nos mueve sino el saber racionalmente que dios no existe.
ResponderEliminarPara los agnosticos es tanto fe la de los ateos como la de los teistas, y considero que es admirable esa imparcialidad y ese desinteres por la existencia de algun ser todopoderoso.
Pero a mi me parece absurdo la existencia de tal ser y estoy firmemente convencido de que no existe, ya que su definicion es contradictoria con la realidad.
Una visión totalmente sesgada que, como siempre, intenta correlacionar religión con fanatismo y ateísmo con sensatez. Hace una lectura simplista e interesada de ambos fenómenos, obviamente para "barrer para casa" . El ateo, os guste o no, tiene fe en que solo exista el mundo físico y que de un modo ciego pueda explicarse la propia existencia. No es moco de pavo pretender adjudicar poderes tan excepcionales a las cosas...curioso, como las supersticiones.....muy racional.
ResponderEliminarLa fe es virtud, porlotanto notodos la tenemos, asi como la justicia, la bondad, la solidaridad, son virtudes queno todos tenemos,desgraciadamente.Somos seres humanos, no solo racionales, sino tambien emotivos, sentimentales, y siempe buscaremos tener fe en algo, pero hay libertad, por sobre todo, libertad para ser ateo, opara creer en Dios, asi de simple. Jaime Aguiñar
ResponderEliminarLa fe tiene muchos significados, la fe conmigo no va de la mano de dios, no creo en la fe, solo creo en mi mismo y que soy capaz de lo que voy ha hacer, la fe es un setimiento absurdo las personas lo toman para ver la vida diferente para verla con otra realidad.
ResponderEliminarCito:
ResponderEliminar"...A la libre convicción de negarse a concebir potencias ideales para explicar los fenómenos del universo no se le puede confundir con la fe del creyente. Pero hay creyentes en ambos lados"...
La fe es una sola: asumir como verdadero algo que no puedes comprobar, acá una persona responsable de lo que dice no puede desdibujar el significado de las palabras, someter a la subjetividad lo poco que tenemos de objetivo, es absurdo decir "la fe" tiene muchos significados porque sí así fuésemos de anárquicos con el conocimiento, lo blanco es negro y lo negro es blanco (¿se entiende adónde se va con esto?). La idea es simple: creer que algo es verdad sin poderlo comprobar.
Ahora, díganme, ¿se puede comprobar la NO EXISTENCIA de Dios? Si alguno lo hiciese sería la primera persona a lo largo de la historia del hombre en poseer la verdad última, irrefutable ante la ciencia, de la no existencia de Dios. Lamentablemente, a menos que pudiésemos volver a la vida después de morir, tendríamos en nuestras manos LA VERDAD de la cosas, pero esa no es nuestra realidad. Mientras tanto, posturas de ateos y cristianos serán las mismas: VOLUNTAD (o en las palabras de este blogger: LIBRE CONVICCION) DE CREER O NO CREER, ergo ASUMIR COMO VERDAD NUESTRA POSTURA, LA CUAL NO PODEMOS COMPROBAR, llámese por concordancia a su definición FE.