Este septiembre, en Toronto, durante el festival internacional de cine, se proyectó una película de Cyrus Nowrasteh: "La lapidación de Soraya M." (the stoning of Soraya M.). Basada en una historia real, presenta a la audiencia los espeluznantes detalles de un ritual bárbaro que todavía se sigue ejecutando en el Irán actual.
Oficialmente no ha habido lapidaciónes en Irán desde que el jefe de la magistratura, Ayatollah Mohmoud Hashemi-Shahroudi, bajo la presión de una protesta internacional, ordenara una moratoria a la lapidación en 2002. Pero, aun así, mucha gente ha muerto apedreada. En julio de 2007, el caso de Jafar Kiani, lapidado en Qazvin (noreste de Irán), causó una protesta internacional. En mayo de 2006, Abbas H. y Mahbubeh A. fueron apedreados hasta morir en Mashhad (noreste de Irán). Durante 2007, la Suprema Corte Islámica de Irán aprobó varias sentencias de muerte por lapidación. En enero de 2008, Amnistía Internacional pidió a Irán que aboliera la ejecución por lapidación.
En la actualidad, al menos nueve personas, sentenciadas a muerte por lapidación, están a la espera de su ejecución. Fuertes protestas en Irán e internacionales presionaron para que las sentencias fueran reducidas, aunque no hay garantías para las víctimas. Mientras tanto, el Consejo Nacional de la Resistencia de Irán y las organizaciones de derechos humanos informaron que Gilan Mohammadi, una mujer de 30 años de edad, y la afgana Gholamali Eskandari, ambas sentenciadas a muerte por lapidación, esperan sus sentencias en Isfahan, la prisión central de Irán.
La lapidación de Soraya M. ocurrió hace 20 años y fue descrita en 1990 por el reportero franco-iraní Freidoune Sahejan en su libro del mísmo título. Es la historia de una mujer, madre de nueve niños, que es acusada falsamente de adulterio por su esposo Ali, pues quiere deshacerse de ella para casarse con una joven que le ha sido ofrecida. Súbitamente, la inocente e indefensa Soraya se convirtió en paria, despojada de los derechos humanos básicos, marcada como un animal de sacrificio para ser el objeto de un ritual violento y sendiento de sangre que une a la comunidad de machos del pueblo en la destrucción del mal que ahora pareciera que representa ella.
La película lentamente muestra todo detalle a detalle: las piedras son elegidas -no muy grandes, pues no deben de matar rápidamente-, su cuerpo es lavado ritualmente, envuelto en una túnica blanca y llevado en una camilla al campo de lapidación. Sus manos atadas a su espalda. Ahí, ella es sepultada hasta las axilas, y entonces se desarrolla el ritual macabro. Sus dos hijos son obligados a abjurar sobre ella y unirse a los que arrojan piedras.
La película está realizada por gente que ha experimentado personalmente el miedo del fundamentalismo en el poder. El director Cyrus Nowrasteh es un iraní-americano cuya familia tuvo que huir de Irán después de la revolución. Cuando la actriz principal Shohreh Aghdashloo, otra iraní-americana, habló con un periodista en Estados Unidos sobre la tortura en Irán, la policía Iraní arrestó a su hermano en casa y lo mantuvo en prisión por un año.
Fuente: Rationalist International, bol. 178, 27.09.08.
Campaña mundial contra la lapidación "Stop Stoning Forever". The Global Campaign to Stop Killing and Stoning Women!.
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