Abrimos esta semana con nuevas críticas al Presidente del Congreso, José Bono. Al parecer, se reunió con el nuncio vaticano y con el nuevo ministro de Justicia, y nos surgen dudas acerca de la finalidad de este encuentro tan discreto. Continuamos con un asunto absurdo: trece jóvenes de Toledo pueden enfrentarse a sanciones administrativas de hasta 30.000 euros por haber celebrado el ascenso del obispo Cañizares a las altas instancias de la curia vaticana. Y, en Valencia, la alcaldía salta ya de alegría con la colocación de una placa en memoria de la "incalculable" visita de Ratzinger. Pronto se verá, lamentablemente, con una denuncia por parte de los compañeros de la UAL, a consecuencia de la negativa (o del silencio) de la Empresa Municipal de Transportes al respecto de la publicidad atea en los autobuses urbanos.
Seguimos con la campaña católica contra el derecho al aborto, enmarañada por su intromisión manipuladora en algunos colegios públicos, en los que se ha exhibido un material didáctico bastante sospechoso. Ello nos da pie a reflexionar sobre el papel criminal de la Iglesia católica, y a recordar la visita de Richard Dawkins a la Universidad de Valencia. Un suceso que ha pasado -extrañamente- bastante desapercibido en la prensa local. Pero que sirvió para denunciar, de nuevo, las declaraciones de Benedicto en Camerún, a propósito del SIDA y los preservativos. No nos olvidamos de los meapilas nacionales, uno de cuyos representantes es el inefable Embajador de España en El Vaticano, Paco Vázquez, que será un magnífico pregonero de la Semana Santa Zaragozana... ¿Otro candidato a los Torquemada de este mes?
Aprovechamos para repasar los méritos de los nominados de marzo al premio organizado por la FIdA, dedicados a denunciar a los más perfectos inquisidores. De entre ellos, destacamos el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (mirad la razón en http://premiostorquemada.blogspot.com), el Presidente del "Observatorio Antidifamación Religiosa", el Arzobispo argentino Héctor Aguer, sus colegas brasileños Cardoso Sobrinho y Dadeus Grings, el ministro del interior marroquí y un largo etcétera. Todo ello nos conduce a resaltar el carácter neurótico de las religiones, obsesionadas por el horror al cuerpo, al sexo y a la autonomía del individuo. Y a denunciar el gran peligro de nuestra época: la regresión social hacia una Nueva Edad Media, caracterizada por el control ciudadano y por la censura. Pongamos, pues, en evidencia que atravesamos una fase de "feudalismo ideológico". No es otra la intención de este espacio que nos ofrece Ràdio Klara, "libre y libertaria".
Barónnnnnnnnnnn, que te tengo abandonado.
ResponderEliminarAinsss cada vez que entro a verte me troncho.
No a todo. Pero sobre todo lo del odio al cuerpo y al sexo. Pero qué es esto!!
Qué cosas tenéis mi vida..
Un beso, que ya te echaba de menos.