Desde la FIdA y el Observatorio Anti-Difamación Atea (OADA) queremos expresar, a quienes se han dirigido a nosotras/os por mediación del formulario de contacto de la OADA o por la sección de comentarios de la web, nuestra sincera gratitud por vuestras palabras de apoyo.
Como toda táctica de provocación, el OADA precisará en adelante de colaboraciones en forma de ideas incisivas y de agit-prop. El escenario de la contienda constituye un peligroso preámbulo hacia esa Nueva Edad Media en la que desean recluirnos los fanáticos de la religión y del pensamiento mágico. Sabéis que las hordas de la teocracia afilan sus navajas y se organizan aritméticamente en cofradías jurídicas y en seminarios inquisitoriales. Nuestra respuesta, meditada lo mínimo posible, consistirá en iluminar en público la insensatez del contexto neo-gótico en que se mueven los victimistas, en reflejar de una forma grotesca sus ambiciones de censura.
Tenemos muy claro que una dialéctica contraria a la “difamación” es patrimonio de la reacción contra la cultura y la inteligencia. Lo que desearíamos es un espacio total en el que la libertad coincidiera con el derecho; un marco social en el que la expresión, el lenguaje y el arte no se vieran sometidos a códigos coactivos. La blasfemia es cultura. Nadie tiene argumentos para rebatir esto.
Pero cuando los cruzados asumen como intocables algunos de sus dogmas fantásticos, lo que están reclamando, en realidad, es el retorno de un feudalismo ideológico que preserve y universalice sus pequeños valores. Esto, que podría no constituir más que una curiosidad antropológica, representa hoy un peligro real. El OADA surge como un reclamo paródico con intención de ilustrar este peligro, que es, sin duda, el de la barbarie, el del espíritu voraz del fanatismo religioso.
“Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro”. Así comenzó Kant su respuesta a “Qué es la Ilustración”. Comprobar que, en la actualidad, Kant puede sonar incluso revolucionario indica muy a las claras el retroceso ante el cual nos encontramos.
Acerquémonos al abismo. Observémos el sentido de tantos “Observatorios religiosos” que, como mirillas giratorias, detectan el sonido de la crítica, prestas a emitir sirenas de autocompasión o a disparar proyectiles de cólera. Su comportamiento histérico nos chirría. Siglos de totalitarismo sustentan su queja. Artilugios de tortura nos vienen a la memoria. Y ellos, ellos, se golpean ahora el pecho y juran ser las víctimas de la historia.
Divirtámonos con este juego. Señalemos con el dedo su alienación. Hagamos un ejercicio de finura, aparentando ser tanto o más vulnerables. Rechacemos en voz alta la estrategia del beaterío por medio de la ficción difamatoria. Y estaremos, simultáneamente, exigiendo respeto, defendiendo la necesidad de que toda idea sea libremente cuestionada, toda realidad sujeta a crítica, todo dogma descubierto.
Es lo que queremos.
El Equipo del Observatorio Anti-difamación Atea (OADA)
Federación Internacional de Ateos (FIdA)
NOTA:
El OADA dispone de una sección fija en el diario "La Democracia", titulada "Ateísmo y razón crítica", destinada a divulgar los informes del Observatorio.
8.3.09
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