14.5.07

Historias sagradas


“La Iglesia católica no hace proselitismo”, ha afirmado hoy B16 en Aparecida (Brasil), ante unos 200.000 devotos. Por el contrario, su fe se desarrolla “cautivando”. La polisemia del término empleado por el viejo inquisidor es tan significativa como la relación entre la novissima santidad de Frei Galvao y el efecto milagroso de sus píldoras de papel. Tanto la actividad laboral de las monjas comerciantes del placebo como la estrategia cautivadora de la “Nueva Evangelización” se asemejan a trucos de charlatán de feria. Y ya que no puede llenar sus mazmorras de disidentes, como en tiempos de Teodosio -aquel admirado monarca que impulsó la misión cristiana durante el siglo IV y cuya evangelización se conoce como la “guerra contra el paganismo”-, la ambición vaticana apunta hoy a un cautiverio ideológico global, construido por una tupida red de exigencias morales, de supersticiones, de rendimiento económico, de eliminación del competidor y de mecanismos de perpetuación.
Tales han sido los objetivos principales de la ronda brasilera de Benedetto: la extensión de la “batalla por la vida”, demonizando el empleo de anticonceptivos y el derecho al aborto, a la vez que predicando las excelencias de la castidad; la canonización de un fraile timador, como medio de exaltar la ignorancia y la pobreza y de movilizar los sentimientos de los más desfavorecidos; la negociación de un Concordato especial, que permitiera la injerencia eclesiástica en las decisiones del Gobierno y que se concretara en una prometedora financiación estatal; la crítica feroz a la competencia evangelista y a los cultos sincréticos modernos, ante la sangría estadística de sus fieles; y la aspiración desatendida por implantar en Brasil el adoctrinamiento de sus elucubraciones insanas en las mentes infantiles, obligando a las escuelas públicas a impartir la leyenda católica y la “historia sagrada” de sus mitos.

Al presidir la sesión inaugural de la quinta conferencia general del Consejo Episcopal de Latinoamérica (Celam), Ratzinger ha establecido las bases de un
movimiento clerical abiertamente expansionista, a cuya estrategia habrá que estar muy atentos. En Italia, la manifestación de ultra-católicos a favor de la “familia” y en contra de la legalización de las parejas de hecho ha coincidido con la celebración de un Congreso Internacional para renovar el impulso misionero y evangelizador de la Iglesia, con ocasión del 50 aniversario de la encíclica Fidei Donum (“El don de la fe”) que el Papa Pío XII dedicó a este tema. Un Papa que mantuvo un cómplice y vergonzoso silencio durante el III Reich –ninguno de sus iguales ha cuestionado nunca el concepto de “Reich”, por otra parte- y al que ahora el Vaticano pretende beatificar. Pero… ¿cabe esperar mayor sinceridad por parte de la jerarquía? Nada más coherente que asentir ante ese proceso judicial que otorga a sus muertos el estatuto de sujetos de derecho eclesiástico. Otro héroe más para engrosar el elenco de alucinados y delincuentes a quienes se recompensa con la santidad y la fama eterna.

¿Más sobre historia sagrada? Otro aficionado a los
sombreros, el obispo de Nafarroa, ha sido objeto esta semana de dura crítica por parte de los medios. Injusto proceder, dado que el bueno de Fernando Sebastián no hizo sino aconsejar a su rebaño lo que su propia conciencia arzobispal le dictaba: “votad a los partidos que defiendan la santa doctrina”. Luego dijo que no, que se había referido a una cuestión de “respeto” y de “consideración”, que se habían tomado erróneamente sus palabras, o que habían pululado por la prensa “interpretaciones equivocadas”. Lo que el obispo quiso recordar a este país enfermo de laicismo –le ayudaremos en este trance- es que a España, como se lee en un viejo manual escolar, le envuelve el perfume “de sus tres devociones fundamentales: la adoración de la Eucaristía, la defensa de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y el acatamiento inquebrantable a Su Santidad el Papa”. Y si así ha sido, de acuerdo con su sagrada historia de todas las patrias, desde las primeras centurias hasta la Cruzada Nacional, ¿por qué no habría de seguir siéndolo hasta la “consumación de los tiempos”?

La dialéctica de esta chusma es conmovedora… Quod erat demostrandum.
Editorial del Boletín Digital FIdA, nº 122. 14.05.07, 599 suscriptores.

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