Fernando Delgado, en Diario Levante, 30.11.08
Antes, los ateos se conformaban con serlo, casi en la intimidad, pero ahora no quieren estar solos y hacen proselitismo. Y no a base de octavillas y pasquines a la salida del Metro, o en emisoras clandestinas, si es que queda alguna frecuencia radiofónica para eso y no está otorgada por alguna comunidad autónoma a la Iglesia. FIdA es una asociación muy activa en España, especializada en dirigir interesantes reflexiones a monseñor Antonio Cañizares con citas evangélicas y algunos denuestos que harán sufrir al cardenal en una permanente cuaresma. Pero, a pesar de celebrar congresos y desarrollar activas campañas en Internet, los ateos españoles no reciben las generosas donaciones con las que ahora en Reino Unido se organizan llamativas campañas publicitarias contra la idea de Dios: «Probablemente no hay dios, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida». Este eslogan es uno de los que vamos a poder leer en los autobuses de Londres, a partir de enero, y en inglés naturalmente. Y no sé por qué digo naturalmente, cuando si las ideas del president de la Generalitat Valenciana en Educación para la Ciudadanía arraigan el eslogan podría ser leído en valenciano o en castellano en los autobuses londinenses. Allí parece que aumentan las demandas de apostasía, mientras los no creyentes se van organizando para luchar contra la beligerancia de las religiones y su poder en el Estado. Y eso que la Iglesia anglicana, que es la oficial y con una reina papisa, no es ni un cuarto y mitad de beligerante y entrometida en el Estado que la de la muy católica España. Pero a pesar de que en este mundo global todo se contagia, no parece que eso preocupe mucho a los cardenales españoles. Es más, García Gasco dirá que el mal inglés de la apostasía viene de que no hacen como él: negarla. Y otro tanto Rouco Varela. Pero yo creo que los ateos que se hacen fuertes en el mundo, más que contra Dios, que dan por descontado que no existe, van contra los que de Dios han hecho su negocio. Es decir, que empiezan desmontando el negocio por el producto, que es una dulce y respetable certeza para muchos otros.
Y aparte. Ha dicho Antonio Cañizares que nuestra sociedad está enferma y se ha armado el revuelo que el cardenal más bajito esperaba. Ya anunció él que lo iban a criticar y lo criticaron. Pero no había ninguna razón para darle ese gusto. No hay más que ver las razones por las que él considera enferma a esta sociedad, no sé si la católica universal o sólo la española, para considerar que desde su diagnóstico, mezclando embriones con la placa de sor Maravillas en el Congreso o con los crucifijos en las escuelas, no coincide, no ya con los ateos, sino con los católicos comprometidos con la nueva realidad. A muchos otros les he oído decir que esta sociedad está enferma porque la gente vota a los corruptos, porque los políticos que van a misa desatienden a los desasistidos, por lo que pasa en Wall Street o porque la gente de las finanzas se lo lleva calentito a casa. Todo eso tiene que ver con la salud de una sociedad, y más de la sociedad que cree en Dios, y está comprometida con su palabra. Pero ni eso, ni la creciente pobreza del mundo, son síntomas de la sociedad enferma que denuncia Cañizares. Por eso no me gusta Cañizares. Pero yo estoy convencido de que está sociedad está enferma y que Cañizares es parte de esa enfermedad.
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