Mientras los italianos tomaban la calle en Génova, manifestándose a favor de un Estado laico, Benedicto XVI animaba ayer a los católicos a afrontar "los retos del mundo" (ateísmo, laicismo, materialismo...) y defendía la "libertad" de la Iglesia católica para convertir a todos los seres humanos al cristianismo, un objetivo que presentó como un "deber" y un "derecho imprescriptible". Lo hizo en una gira de dos días por la Liguria, que finalizó hoy.
Entre mil y tres mil personas, según fuentes de la Policía y de los organizadores, reclamaron el respeto a la laicidad del Estado italiano en una manifestación que transcurrió por las calles de Génova. Simultáneamente, el Papa celebraba una misa en la Plaza del Pueblo de Savona, donde según los medios de comunicación locales se congregaron unas 30.000 personas bajo una fuerte lluvia.
La manifestación fue convocada "en defensa de la ley de plazos del aborto, objeto de continuos ataques; contra la homofobia; en favor de los derechos de todas las formas de familia y para recordar los privilegios de que goza la Iglesia Católica, como la asignación que recibe del impuesto sobre las personas físicas o la exención del IBI".
En la homilía, Benedicto XVI recordó la aparición de la Virgen de la Misericordia a un campesino en 1536, y la devoción a ella de Pío VII. También recordó a los católicos las "raíces cristianas del domingo".
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Hace 4 días
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