Albert Einstein, fotografiado en 1953
La carta en la que Albert Einstein califica a las creencias religiosas de "supersticiones infantiles" y como "producto de la debilidad humana" se acaba de vender en subasta pública en Londres al excepcional precio de £170.000, el más alto jamás pagado por un manuscrito del científico. Ha multiplicado casi por cuatro el importe conseguido anteriormente por otra de sus cartas. La casa de subastas Bloomsbury tasó inicialmente el lote entre £6000 y £8000, e instaló 11 líneas extra de teléfono para poder incluir las ofertas procedentes de los potenciales compradores internacionales.
Einstein dirigió la misiva al filósofo Eric Gutkind el 3 de enero de 1954, el cual le había regalado un ejemplar de su libro Choose Life: The Biblical Call to Revolt. Hablaba en ella de su idea de lo sobrenatural: "La palabra Dios no es para mí más que la expresión y el producto de la debilidad humana; la Biblia una colección primitiva de leyendas y de supersticiones bastante infantiles". Einstein, que declinó la oferta de convertirse en el segundo presidente de Israel, también rechaza en el manuscrito la pretensión judía de ser "el pueblo elegido".
Hasta aquí, lo relatado en la prensa. Sorprende no tanto el precio final alcanzado como la ingenua previsión de los organizadores al fijar una cuantía de salida tan reducida. Un día como el de hoy, en el que se celebra el 60 aniversario de la Nakba (el desastre) palestino, a la vez que George W. Bush profetiza sobre el destino mesiánico de Israel, resultaba idóneo para subastar un manuscrito que ha roto definitivamente con el mito de un Einstein creyente. Puede imaginarse el interés que ha despertado entre rabinos, eclesiásticos y charlatanes (tales como los de la fundación Templeton) esta prueba de la impiedad del sabio. Prueba que, naturalmente, merecería para ellos el silencio y la ocultación.
El adagio mundialmente famoso según el cual "Dios no juega a los dados" ha sido impreso y voceado hasta tal saciedad, con objeto de reivindicar la figura del científico como creyente y como referente moral, que ha logrado provocar aturdimiento. Cristopher Hitchens relata en su libro God is not great cómo en páginas web de propaganda religiosa uno se puede topar con una afirmación supuestamente realizada por Albert Einstein en 1940. Expresaba en ella su admiración y afecto hacia la Iglesia católica por plantarse "con firmeza" ante el nacionalsocialismo. Publicada originalmente en la revista Time, sin prueba alguna de su atribución, fue utilizada muy pronto por el clérigo católico estadounidense Fulton Sheen, a pesar de su evidente falsedad.
Para muchos, por el contrario, se trata de un valioso documento histórico, cuya aparición se sitúa en el vórtice de la brutal dialéctica contemporánea entre los fundamentalismos asesinos y la razón científica. Einstein era un ateo cuyas opiniones, deformadas hasta la saciedad, podían ser utilizadas como dardos.
El actor Leo Bassi y la Federación Internacional de Ateos han participado conjuntamente en la subasta. Durante los minutos iniciales, nuestra oferta ha sido la más alta, £20.727,21. Desconocemos si al otro lado de la línea pululaban cardenales, cabalistas judíos o sectarios del milenarismo intentando hacerse también con el manuscrito blasfemo. Quizá, como en la película de Aronofsky (π), pensaran que el poder de la fórmula podía salvar al mundo, o descifrar las fluctuaciones bursátiles. En cualquier caso, queríamos participar en la puja por poseer el manuscrito posiblemente más influyente, desde el punto de vista ético, de nuestro risueño compañero de ideas. Sin duda, el tiempo nos deparará más de una sorpresa.
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Hace 4 días
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